Entre las joyas naturales que Guatemala posee, el lago de Atitlán es quizás la más famosa, responsable de atraer miles de turistas cada año y de ser fuente de inspiración para pintores en busca de capturar su belleza con el pincel. Ubicado en el departamento de Sololá, el lago está rodeado por diversos poblados y por tres imponentes volcanes (Atitlán, Tolimán y San Pedro), los cuales han contribuido con el calificativo asignado alguna vez a Atitlán: el lago más bello del mundo.
Superficie color verdoso
A pesar de generar aproximadamente 200 millones de quetzales anuales, lo que lo convierte en el segundo atractivo turístico de Guatemala después de la Antigua Guatemala, la última semana de octubre se dio a conocer en distintos medios la triste realidad que hoy atraviesa este hermoso accidente hidrográfico.
Ese ultimo fin de semana de octubre fue muy notorio el problema en el que se encuentra el lago, ya que pobladores y turistas se sorprendieron al ver cubierta gran parte de la superficie por una capa verdosa, provocada por la cianobacteria, a lo que ambientalistas calificaron rápidamente como "catástrofe ambiental" (ANSA, 3 noviembre de 2009).
Crecimiento de cianobacteria
La cianobacteria, microorganismo que lleva a cabo la fotosíntesis oxigénica, es la responsable de esa capa musgosa que ha sonado la señal de alarma. Ésta prolifera gracias al aumento de fósforo en el agua resultado de la falta de tratamiento de aguas negras, desechos que se arrojan al lago, sobrepoblación e incluso la invasión de otras especies de peces ajenas al ecosistema, todo agravado por el cambio climático de los últimos años, ya que la temperatura del agua ha subido considerablemente.
Existen diversos tipos de cianobacterias, muchas de las cuales son tóxicas, por lo que se decretó una alerta amarilla hasta determinar qué grado de contaminación presenta el lago, aunque se ha mencionado de manera no oficial que la que afecta a Atitlán "podría no ser tóxica".
Crónica de una muerte anunciada
Entre los aspectos irónicos del caso está el no haber prestado antes la atención debida a las sugerencias de expertos en el tema. La doctora Margaret Dix, experta en linmología, quien reside en Guatemala desde la década de los 70, ha sido una de las especialistas más consultada en los últimos días, principalmente porque en1976 fue ella quien detectó la Lyngbya (nombre científico de esta cianobacteria) y sugirió en su momento tomar medidas preventivas que salvaran al lago.
Según explicó la científica, el microorganismo ha estado presente en el lago desde hace mucho tiempo, y en los últimos años ha aumentado por la considerable cantidad de fósforo en el agua, aunque la capa verde sea visible solamente en épocas en las que la temperatura baja ya que es entonces cuando emerge a la superficie.
Propuestas de rescate
Aunque se trata de una tarea compleja, muchas entidades han propuesto distintos planes que contribuyan a rescatar este recurso invaluable que posee Guatemala. Entre las sugerencias emitidas están prohibir el uso de productos inórganicos en el lago, suministrar sistemas de agua potable a las comunidades que viven alrededor del lago, construcción de fosas sépticas, evitar totalmente las descargas de aguas servidas en el lago, construcción de pilas municipales, reforestación de las áreas cercanas, concientización de las poblaciones en cuanto a la importancia ecológica del lago, entre otras.
En realidad, se requiere de un esfuerzo al máximo nivel y en sincronía de todas las entidades responsables y las comunidades involucradas, lo cual representa en sí una tarea colosal, sin mencionar la inversión económica que se requiere para llevarla a cabo.
Según el Ministerio de Ambiente, el plan general costaría al menos 310 millones de quetzales (aproximadamente 38 millones de dólares), lo que supone uno de los obstáculos más grandes que podría enfrentar la labor de rescate del lago. Aunque desde hace más de una década se autorizó el uso de un fideicomiso por 10 millones de dólares, hasta el momento el comunicado del Ministerio no lo menciona.
Futuro incierto
Aunque muchos hacen sugerencias, brindan consejos e ideas para rescatar y devolverle la vida al lago, se requiere mucho más que buenas intenciones, se necesitan recursos y decisiones que no siempre son canalizadas a tiempo y por gente calificada en el tema. Muchos temen que su futuro sea similar al lago de Amatitlán, el cual ha llegado a tener tal grado de contaminación que es calificado incluso como casi-pantano (aunque gracias a entidades como AMSA, se han logrado ver pequeños pero certeros avances en su rescate).
Es así que, aunque el futuro del lago de Atitlán es aún incierto, puede que de tomarse las medidas precisas ahora que aún se puede hacer algo, el lago vuelva a respirar y viva muchos años más como símbolo de la belleza guatemalteca.