Desde hace décadas el control de sus aguas y la delimitación de las fronteras han convertido al lago en una zona caliente. Mientras que Tanzania y Malawi reconocen las fronteras de Mozambique, estos dos países llevan enzarzados en una disputa desde la época de las independencias. Malawi considera que todo el lago le pertenece, incluidas las aguas de la costa de Tanzania. Por otro lado, el país tanzano ha declarado la necesidad de reconsiderar las fronteras y mover la línea divisoria de ambos países al centro del lago con el objetivo de hacer una división equitativa del lago y el uso de sus aguas.
Este conflicto, que lleva activo varias décadas, afecta a más de dos millones de personas que dependen directamente del tercer lago más grande de África tanto para el transporte y la alimentación como para otras necesidades básicas. Estas comunidades que viven en torno al lago y que dependen del mismo llevan décadas esperando una solución al conflicto. Esta disputa se encuadra en los crecientes litigios en torno al agua que están aumentando en todo el mundo y sobre todo en el continente africano. Boutros Boutros Ghali, ex secretario general de la ONU, ya avisó del creciente peligro de estas guerras por el agua, llegando a declarar que “la próxima guerra en la región será a propósito de las aguas del Nilo y no por una cuestión política”. Sin embargo, la creencia fundada del gobierno de Malawi de que bajo el lago existen depósitos de petróleo ha hecho saltar las alarmas del gobierno de Tanzania. Parece que esta disputa no es sólo un nuevo modelo de conflicto por el agua, sino un conflicto tradicional más por el control del petróleo.
Descubrimiento y colonización del lago Malawi
El choque en el lago Malawi es producto directo de las fronteras que los europeos dejaron en el continente africano tras la invasión, partición y colonización de África. Por ello, en esta región vamos a encontrarnos con una triple frontera. Sin embargo, antes de la ocupación de facto de los territorios circundantes al lago hubo un periodo de exploración y “descubrimientos”. Tenemos que pensar que aún en el siglo XIX África era el gran desconocido de Europa: a pesar de que llevaban varios siglos en contacto directo a través del Sáhara o de los océanos, los europeos nunca habían tratado de penetrar hacia el interior, estableciéndose siempre en regiones costeras o en las islas próximas a la costa.
Sin embargo en el siglo XIX la necesidad de abrir nuevos mercados para extraer materias primas, así como la repentina necesidad del Imperio Británico de acabar con la esclavitud y el interés científico europeo van a atraer a numerosos exploradores a tierras africanas entre los que se encontró el escocés David Livingstone. Este explorador se va a dedicar durante décadas a perseguir la trata y a explorar gran parte del África Austral. Con el fin de acabar con el comercio esclavista que desde el interior del continente se dirigía al golfo pérsico, va a dirigirse a la zona al norte del río Zambeze para descubrir en 1858 el lago Nyassa, posteriormente conocido como Malawi. Tras encontrar el último de los grandes lagos, van a ir asentándose en la zona numerosos misioneros escoceses con el fin de evangelizar la región. Poco tiempo después y tras la Conferencia de Berlín por la cual las potencias europeas pasaban a repartirse el continente africano, los británicos constituirían el protectorado de Nyasaland en 1891, estableciendo una difusa frontera que partía el lago Malawi por la mitad, pasando toda la costa oeste a control británico.
Si los británicos habían ocupado la costa oeste del lago Nyassa, portugueses y alemanes tuvieron que repartirse la costa este: los alemanes se establecieron al norte y los portugueses al sur. Alemania, tras los acuerdos de Berlín, se hizo con el control de Tanganika (actual Tanzania a excepción de la isla de Zanzíbar) chocando con los intereses del Reino Unido en diversas regiones y especialmente en el lago Malawi.
Finalmente, la presión internacional producto de la Conferencia de Berlín y que había convertido la conquista de África en una carrera por ocupar más territorios, obligó a los portugueses, que se habían establecido desde hace tiempo en la zona costera de Mozambique a, a penetrar hacia el interior. Así, a finales del siglo XIX Portugal reivindicada el enorme territorio que abarcaba Mozambique y establecía su frontera norte con las colonias británica y alemana, reclamando así su tercera parte de las aguas del lago Malawi. De este modo, quedaba establecida la triple frontera que divide actualmente el lago y se dio forma a las disputas que van a surgir a lo largo de todo el siglo XX y que existen aún hoy en día.