Lago de Lesina

En Apulia  tierra de olivos seculares y mar límpido, entre el Tavoliere y el promontorio del Gargano, se encuentra el Lago de Lesina.
Un evocador lago de agua salada de más de 20 km de largo, separado del Mar Adriático por una lengua de arena boscosa conocida como Bosco Isola, a cuya formación han contribuido los depósitos aluviales del río Fortore.
El Lago se une al mar a través de las tres desembocaduras de Schiapparo, San Andrés y Acquarotta. 
Entre las zonas de mayor interés destaca la que surge al este del lago, donde se encuentra la Reserva Natural del Lago de Lesina, una zona protegida estatal instituida en 1981 como área de repoblación animal. 

La reserva que se extiende a lo largo de 930 hectáreas es parte integrante del Parque Nacional del Gargano.
Los alrededores del lago fueron centro habitado ya en la prehistoria, en el Neolítico. Restos de la Edad del Bronce y de Hierro se han encontrado a lo largo de su costa. También restos que se remontan a este período han salido a la luz en la Colina de Devio, de tan sólo 252 metros, que separa los lagos de Lesina y de Varano.
Las aguas del lago son ricas en pesca y están habitadas por pejerrey, mújol, gamba, dorada, lubina y anguilas; estas últimas son particularmente abundantes y representan una importante fuente de rédito  para los habitantes del lugar.
Además de la pesca, otra actividad común en esta zona es el avistamiento de aves o birdwatching: numerosas especies ornitológicas hacen aquí sus nidos, como las gaviotas, los flamencos, el Martín pescador o el aguilucho lagunero.

Alrededor del lago surgen las características localidades de Lesina, Poggio Imperiale, Apricena, Serracapriola y San Paolo de Civitate.
Lesina surge en una pequeña península a orillas del lago. El clima templado y la naturaleza pura atraen a numerosos turistas. Destacan también las obras de arte presentes en el territorio como el Palacio Obispal, la Abadía de Santa María de Ripalta y el conjunto de rocas volcánicas que se remontan al Triásico (Pietre Nere).
A pocos kilómetros se encuentra Marina de Lesina, graciosa localidad de vacaciones dotada de campings, estructuras turísticas y parques acuáticos.

Apricena es famosa por las canteras de mármol; sus orígenes se remontan al siglo VIII d.C., el nombre de Apricena deriva del término dialectal “jabalíes”, presentes abundantemente en la zona.
Además del casco histórico hay que visitar el Palacio Baronale, edificado sobre los restos del Castillo de Federico II; el Castillo Pagano, construido por los normandos y la Iglesia Parroquial que custodia un icono de la Virgen con el Niño.

Serracapriola se sitúa a pocos kilómetros del mar, el municipio posee un convento capuchino donde estuvo durante un período San Pío de Pietralcina, uno de los santos más venerados de Italia.
En Poggio Imperiale, que se encuentra en el norte de Tavoliere delle Puglie, entre las principales obras que hay que visitar citamos el Santuario de San Nazario, la iglesia Madre y el Monumento al Príncipe Plácido Imperial.

El primer asentamiento de San Paolo de Civitate se remonta al primer milenio a.C., con la población de la Daunia. Conquistado por los romanos, el territorio sufrió también las dominaciones bizantina, lombarda y normanda y, en el siglo XI se convierte en sede episcopal. El actual centro urbano surge con el nombre de San Paolo dei Greci en la segunda mitad del siglo XV debido a una colonia de albaneses.